“Ereshkigal fijó en Inanna el ojo de la muerte y pronunció palabras de cólera contra ella. Inanna cayó muerta y Ereshkigal colgó su inanimado cuerpo de un gancho.”
Para muchas personas, este pasaje del “Descenso de Inanna” resume todo lo que hay que saber acerca de Ereshkigal, diosa del Inframundo Sumerio: ella es siempre furiosa, celosa de su bella y joven hermana menor y vengativa. En términos literales, ella existe primordialmente como la antagonista de la historia del Descenso de Inanna.
En términos psico-espirituales, ella encarna al Ser de la Sombra: todo lo marginalizado, oculto, y devaluado dentro de nosotros. Si hacemos una búsqueda rápida por Internet, podremos darnos cuenta que la mayoría de los resultados la reflejan como la villana de “El Descenso”, o la listan como una de los demonios del inframundo. La búsqueda académica tampoco nos da muchos resultados.
Ereshkigal es considerada como temible, malvada y peligrosa --- pero en última instancia, una figura menor en el mito y la espiritualidad.
Hay que recalcar que Ereshkigal NO es solo un personaje en la historia de alguien más, y aunque “agradable” no sea uno de sus atributos, hay mucho más en ella que solo ira, envidia y celos. Es la Diosa de los límites, rehusándose a tomar parte de ello. Es nuestra compañera en el Duelo, compartiendo la agonía de perder a un ser amado. Ella es una Diosa que nos ayuda a lidiar con nuestra “mierda”, y nos insta a lidiar con todos aquellos aspectos que negamos de nosotros mismos, nos da pautas para hacer algo con ello para convertirnos en algo más grande de lo que éramos.
Y sí, es la Señora de los Descensos: algunas veces poniéndonos pruebas bastante duras, u otras, solo presentándose ahí, a nuestro lado, para ayudarnos a cruzar por los momentos más oscuros de nuestra vida. Es una de esas deidades que manejan a la perfección las fuerzas espirituales, aquellas que nos ayudan a fortalecernos por lo difícil más que a ser destruidos por ellas.
Ereshkigal es compleja, pero siempre está para apoyarnos, es como un jefe que no acepta excusas o sutilezas, pero que siempre está ahí, disponible para contestar todas nuestras dudas y argumentos --- y es rápida al recompensar por todo aquello que ha sido bien aprendido.
Quizá no sea la más cariñosa, pero es compasiva; una forma un tanto misteriosa y confusa de demostrar su cariño hacia nosotros.
Una cosa debemos tener siempre presente, ella no dudará en colgarnos de un gancho para que aprendamos lo que tenemos que aprender; pero de algo estemos seguros, no lo hará simplemente por diversión...