Invoco tu presencia que es sagrada, Ereshkigal Diosa amada.
La noche está cargada de los susurros del viento,
El día plagado de un fuego violento.
Y así en este rincón que es mi tormento, clamo a ti,
¡Oh ¡ Gran señora.
Tú conoces este sentimiento, a ti me apego con humildad
Y pido me concedas tu aliento.
Ereshkigal del tiempo, Madre de la Tierra y de los muertos.
Viva estoy y te siento, pues he dejado morir todos mis miedos.
Me refugio en tu grandeza, anhelando tus consejos
Para entender cómo soltar todos los apegos.
Conoces el dolor que provoca la decepción y por ello te doy mi oración.
Con amor y respeto pronuncio tu nombre, con devoción.
¡Ereshkigal, Ereshkigal, Ereshkigal!
Mujer eterna de furia y gozo, te estoy llamando.
Tú que fuiste obligada a vivir en la oscuridad,
Eres grandiosa y es hermosa tu verdad.
Eres el refugio de todas aquellas que viven en soledad.
En el amor y en la gloria, en el tiempo de dificultad.
Gracias Diosa, Reina divina del inframundo.
Aut. Georgina Turcott, estudiante de este Santuario.